viernes, 4 de septiembre de 2015

LA EUROPA DEL CAPITAL, LA EUROPA DE LA VERGÜENZA. "EN NUESTROS PAÍSES NOS MATAN, EN EUROPA NOS DESPRECIAN"

Comunicado de Izquierda Anticapitalista Revolucionaria (IZAR) ante la mayor crisis migratoria desde la II Guerra Mundial.

Un barco cargado con inmigrantes y refugiados se ha hundido frente a la costa de la ciudad libia de Zuwara el pasado jueves 27 de Agosto y las autoridades han informado de que podría haber cientos de muertos. Procedían de países del África subsahariana, Pakistán, Siria, Marruecos y Bangladesh.

Cerca de 70 refugiados, probablemente sirios, han muerto asfixiados cuando viajaban de Hungría a Austria en un camión frigorífico. Este “suceso” se produce al tiempo que en Viena se celebra una conferencia, en la que participa la canciller alemana Angela Merkel, que debate sobre cómo hacer frente a la crisis de los refugiados en la región de los Balcanes. Los participantes en la reunión “guardaron un minuto de silencio por los fallecidos”.

Más de 400.000 personas han solicitado asilo en países europeos en los seis primeros meses de este año. Si se cumplen las previsiones, en 2015 se superarán las 800.000 peticiones de asilo. La gran mayoría parten de Grecia hacia el norte de Europa y tienen como destino final Alemania y Reino Unido.

Alemania y Hungría suman más de la mitad de las peticiones de asilo que ha recibido Europa en 2015. Huyen de la guerra, la persecución, el hambre y el expolio, con un solo objetivo: sobrevivir.

Aunque en todos los medios occidentales hay informes lamentando el flujo de inmigrantes, en ninguna parte hay referencia alguna a la causa del problema. Europa está siendo invadida por refugiados que huyen de las políticas hegemónicas de EEUU, Israel y Europa en Oriente Medio y el norte de África, que han dado lugar a la masacre de civiles y a la crisis humanitaria que hace a la población huir de sus países. Recuérdese la destrucción de países enteros como Irak, Libia y Afganistán, y ahora Siria y Yemen.

Petróleo y geoestrategia han generado una espiral de muerte y violencia. Pero no sólo eso, los gobiernos occidentales, intervenidos por las grandes corporaciones a las que han cedido la soberanía de sus estados, permiten y se benefician del expolio y la depredación de los países más desfavorecidos, así como el empleo abusivo e ilegal de su mano de obra, con índices en muchos casos de esclavitud a la altura de las colonias.

La situación del llamado Tercer Mundo ya era sabida. Lo que pasaba es que el drama de Oriente Medio y las hambrunas de África Central hasta ahora se quedaban en gran medida allí, no llegaban hasta nuestras fronteras en la magnitud que se está produciendo este verano. Tampoco forzaban a la Unión Europea a mirar de frente las consecuencias de sus políticas, ya que hasta ahora países como España, Italia o Grecia hacían el trabajo sucio de la gestión de la inmigración como países de tránsito. Estos países siempre demostraron no tener escrúpulo alguno a la hora de aplicar medidas para el rechazo de inmigrantes como las concertinas de Ceuta y Melilla o las devoluciones en caliente.

Pero cuando se echa una piedra en un estanque, las sucesivas ondas llegan hasta la orilla. La tragedia de la inmigración, el Tercer Mundo, toca en la puerta de los más poderosos y deja al descubierto toda la hipocresía de Europa, esa que se hace llamar “de la Democracia y los Derechos Humanos”.

El derecho a emigrar de todas esas personas para alcanzar una vida digna es un derecho fundamental firmado por todos los países europeos en la carta de las Naciones Unidas. Europa en cambio se apresura a construir muros y levantar alambradas y concertinas, llegando a disparar en el mar a los inmigrantes que nadan para salvar su vida.

Se salvan bancos y entidades financieras y se sacrifican a las personas. Se suprimen los aranceles económicos, nos hablan de la necesidad de aprobar acuerdos de libre comercio como el TTIP (Tratado Transatlántico de Comercio e Inversión), pero se aumenta el control del movimiento de personas y la represión en las fronteras.

Hungría construye a lo largo de su frontera con Serbia una barrera de 175 km que mide 4 metros de alto y tiene púas de hierro y anuncia que movilizará a más de 2.000 policías para reforzar la defensa de sus fronteras. También se plantea utilizar al Ejército. Adicionalmente se están debatiendo penas de hasta 3 años de cárcel por cruzar la frontera ilegalmente.

El gobierno de Macedonia ha declarado el Estado de Emergencia en las regiones norte (frontera con Serbia) y sur (frontera con Grecia) con el fin de “aumentar la seguridad de la población en las regiones fronterizas, así como para garantizar el tratamiento integral y humano de los migrantes que transitan por el país".

La policía de Macedonia lanzó este jueves 21 de Agosto por la mañana gases lacrimógenos y colocó una alambrada de 300 metros contra los refugiados que intentaban atravesar la frontera con Grecia. Niños y niñas exhaustos bajo el sol abrasador, familias apaleadas, la desesperación en sus rostros.

Aumenta la inversión en gasto policial y militar pero se alegan problemas para la financiación de las políticas de acogida de refugiados y refugiadas y solicitantes de asilo.

Un ejemplo claro de estos recortes en las ayudas intercomunitarias lo ha sufrido recientemente la UNRWA (Comité de las Naciones Unidas para ayuda al refugiado palestino en Oriente Próximo), lo que está generando numerosos problemas en materia educativa y sanitaria.

Son los propios países limítrofes con los países en situación extrema de guerra y hambruna los que acaban asumiendo el costo de la crisis humanitaria que se deriva del éxodo y la tragedia, cuando en realidad tienen muchas menos posibilidades económicas que los países occidentales.

Esta dejación de responsabilidades por parte de las instituciones europeas, hace que organizaciones como CEAR (Comité Español de Ayuda al Refugiado) y diversas ONGs hayan apelado a la solidaridad ciudadana para recoger materiales de primera necesidad como comida envasada y ropas de todas las edades. La respuesta popular ha sido conmovedora evidenciando una vez más que el pueblo camina pasos por delante de las instituciones y que como nos hemos cansado de repetir en estos últimos años: sólo el pueblo salva al pueblo.

Una nueva lección ha dado el pueblo griego que está prestando ayuda desinteresada a los 1.500 refugiados que se agolpan en el paso fronterizo de Eidomeni en la frontera norte con Macedonia. No es el gobierno griego de Syriza, en su cúmulo de despropósitos, el que presta ayuda y solidaridad a estas familias. Son organizaciones de la sociedad civil y, sobre todo, la gente de a pie que se acerca a darles comida y ayuda.

Esta lamentable gestión de las fronteras exteriores de la UE y la estrategia de deshumanización sostenida mantenida por los medios de comunicación y los poderes de los que son títeres sobre los y las inmigrantes generan un rebrote del racismo y la xenofobia y una tendencia creciente de grupos y partidos fascistas. Esta ideología de superioridad y desprecio por los otros tiene en realidad su origen en el miedo a perder sus privilegios y dirige su ira cobarde contra los que no tienen nada porque nosotros y nosotras les hemos privado de sus derechos más elementales para mantener dichos privilegios. Esta escoria social, el fascismo, es la consecuencia última del impase del capitalismo.

Afortunadamente son más las muestras de solidaridad que ya han hecho un lema internacional de la consigna: “Wellcome refugees” en plazas y estadios de futbol en diferentes lugares de Europa. El hashtag #Yosoyrefugiado es la muestra de la identificación del pueblo español que en su día tuvo que huir obligado por la guerra y la pobreza con esas familias desesperadas que también hoy lo han perdido todo. Todos y todas somos inmigrantes: los estudiantes que buscan en Alemania una salida a su futuro y los que buscan un futuro porque no les queda otra salida. No hay inmigrantes de primera y segunda.

En esta estrategia de camuflar su inacción, la UE apunta a las mafias de tráfico de personas como los únicos culpables de la muerte de miles y miles de personas en su huida forzada a países europeos en los que protegerse.

La Agencia de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea (FRA) ha recordado en un comunicado que: "Actualmente existen pocas vías legales para que aquellas personas que necesitan protección internacional puedan acceder a la Unión Europea. Los Estados podrían aplicar una serie de medidas para que los Estados miembros permitan a los potenciales refugiados llegar a la UE sin recurrir a traficantes".

Ante la situación de emergencia actual y la lógica capitalista perversa que la genera, Izquierda Anticapitalista Revolucionaria IZAR exigimos:

· Que se pongan inmediatamente en práctica las medidas recomendadas por la FRA, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) y ONGs especializadas en asilo para evitar que los inmigrantes tengan que acudir a redes y mafias de traficantes y poner en riesgo sus vidas para huir a Europa en busca de asilo. Entre las medidas destacan: la emisión de salvoconductos humanitarios en embajadas de países de origen o de tránsito, el reasentamiento de refugiados y la unificación de las condiciones de acogida en los países miembros de la UE.

· Que se dediquen las partidas presupuestarias necesarias para paliar las necesidades básicas de los inmigrantes que llegan a los centros de acogida y se pongan los medios necesarios para tramitar todas las solicitudes de asilo que llegan a diario a los países europeos.

· Que se suspendan inmediatamente todas las prácticas represivas en las fronteras llevadas a cabo por órganos policiales y militares estatales y por el Frontex (Agencia Europea para la Gestión de la Cooperación Operativa en las Fronteras Exteriores de los Estados miembros de la Unión).

· Que se cierren todos los CIEs (Centros de Internamiento para Extranjeros) y se suspendan las llamadas devoluciones en caliente por ser contrarios al derecho internacional.

· Que se persigan y castiguen con contundencia los actos fascistas y xenófobos contra la población inmigrante y se juzguen y condenen como actos de terrorismo.

Es una urgencia social iniciar los cambios jurídicos y económicos necesarios para poner fin al expolio de los países en vías de desarrollo por parte de las multinacionales europeas y norteamericanas. La explotación de los recursos naturales de un país debe estar en manos de sus habitantes.

Igualmente es necesario que los pueblos del planeta pongan fin a la injerencia militar imperialista en Oriente Medio y devolver al pueblo en Oriente su soberanía nacional para poder avanzar en una paz justa y estable.

Otro mundo es posible, otra Europa.

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